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Contrastando con trastos en la cocina
Los que algo saben de cocina suelen tener gusto por los contrastes de sabores. Uno de los menos arriesgados y más recurrentes es el del dulce con salado: jamón con melón, ternera con piña, croissants rellenos de morcilla, Bambi relleno de Bugs Bunny, etc.
En esta línea va la receta que Lucio llama sencillamente "Mi barra de queso". Ya ese nombre tiene algo salao y a la vez al oírlo le viene a uno el sabor del yogur azucarado...
Yo por mi cuenta y riesgo lo he rebautizado con un nombre más refitolero, pero también más descriptivo: "Medallones de queso de cabra con tomate dulce, lucio bien caliente y vaca al acecho" . Es un plato de preparación sencilla y a la vez sorprende agradablemente al paladar. Porque no sólo es un mero contraste de sabores sino también de texturas, no sólo es un mero dulce-contra-salado sino una armonía visual con contrapunto de temperatura, no sólo es un mero... no es un mero... ¿por qué no es un mero? Es obvio: porque la receta no tiene nada que ver con el mero sino con el lucio.
Primeros pasos: pesca una receta
Justo por esa obviedad que antes mencionaba, lo primero es hacerse con un lucio de tamaño bien hermoso y grandecito. Si puede ser de 75 kgs mejor que de 32. Cuánto mayor sea, más recetas os contará por muy pez que esté el lucio en gastronomía, que no suelen. El lucio, de todos es sabido, más que un pez de mar es un pez de campo. Del campo culinario concretamente, esa es su especialidad. Aletea por la cocina como cualquier otro pez en el agua, como Pedro por su casa, más incluso: como sólo una suegra campea en casa de la nuera o del yerno. Así pues, no se trata más que de eso, de que muerda el anzuelo y nos cante primorosamente sus recetas. Así que el animal no sufrirá mayores daños si todo se desarrolla por sus cauces naturales. Cuando hayamos obtenido sus recetas, podremos liberar al lucio, soltarlo por el campo para que siga experimentando sus propias recetas clásicas o innovadoras, tradicionales o vanganduardistas. No es aconsejable retener al lucio más de diez o quince minutos para nuestro propósito, pues un exceso de cautiverio podría anular su creatividad posterior una vez en libertad o, peor aún, dejarle secuelas irreparables como la pérdida de su sexto sentido (el lucio a veces ve fiambres, en concreto de una marca que no mencionaré a no ser que me paguen la publicidad).
En fin, ¿cómo haremos para que cante el lucio? La mayoría de las veces canta a poco que le roguemos, pues el lucio es una especie que le gusta hacerse de rogar, de modo análogo a otras especies como los geranios, que les gusta hacerse de regar. Para esta receta no usaremos geranio, tan sólo orégano como luego veremos. A poco se le ruegue con gracia y amor el lucio te canta una par de recetas bien atrezadas, de ahí que el lucio haya de estar "bien caliente". Pero no aconsejamos pelotearle mucho porque igual nos suelta una receta demasiado empalagosa o, por contra, nos prepara él mismo la cena con todo lujo de detalles y luego friega los platos y todo. Y no es eso lo que buscamos. Como dice el proverbio: "dale un lucio a un hombre y comerá sólo un día; enséñale unas buenas recetas luceriles y se abrazará con pasión culinaria cada día a los peroles y a las sartenes como una cosa tonta". Tampoco es esto último lo que buscamos, lo más lúcido es una receta de lucio bien lucida. Como la que me cantó a mí el mío un jueves por la tarde, que es cuando el canto del lucio luce en su esplendor al alcanzar la temperatura idónea.
En fin, ¿cómo haremos para que cante el lucio? La mayoría de las veces canta a poco que le roguemos, pues el lucio es una especie que le gusta hacerse de rogar, de modo análogo a otras especies como los geranios, que les gusta hacerse de regar. Para esta receta no usaremos geranio, tan sólo orégano como luego veremos. A poco se le ruegue con gracia y amor el lucio te canta una par de recetas bien atrezadas, de ahí que el lucio haya de estar "bien caliente". Pero no aconsejamos pelotearle mucho porque igual nos suelta una receta demasiado empalagosa o, por contra, nos prepara él mismo la cena con todo lujo de detalles y luego friega los platos y todo. Y no es eso lo que buscamos. Como dice el proverbio: "dale un lucio a un hombre y comerá sólo un día; enséñale unas buenas recetas luceriles y se abrazará con pasión culinaria cada día a los peroles y a las sartenes como una cosa tonta". Tampoco es esto último lo que buscamos, lo más lúcido es una receta de lucio bien lucida. Como la que me cantó a mí el mío un jueves por la tarde, que es cuando el canto del lucio luce en su esplendor al alcanzar la temperatura idónea.
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| En casos extremos el lucio se cierra en banda y no canta ninguna receta, por lo que sólo en estas ocasiones conviene proceder tal y como se muestra en la imagen. |
No hagáis el cabra con el queso
Seguro que hay quienes piensan: "Bah, para esta receta de queso de cabra puedo usar cualquier otro tipo de queso, como el provolone". Bueno, allá cada uno, no quisiera yo ser dogmático ni imponer mis gustos a toda costa pero daré mi opinión sobre este punto con tibieza, educación y prudencia: "Maaal, muy mal, no uses otro tipo de queso, hijo de perra ¿por qué no me haces ni puñetero caso? Usa exclusivamente una barra de queso de cabra, cabrón, que de lo contrario arruinas la puñetera receta". Bueno, ¿dudas sobre esto? Si quedan dudas, recomiendo leer mi anterior frase una, dos,... diez veces más hasta comprenderla, simplemente acatarla o perder el sentío. Lo que tampoco pretendo aquí es contar enciclopédicamente las ventajas y la idoneidad del queso de cabra para luego rebozarlo en huevo, pan rallado y freirlo. Digamos que este punto es artículo de fe. Si no tenéis fe en esta receta, casi que es preferible que salgáis de mi cocina. Y entrad por favor a los baños, me los limpiáis bien y cuando esté preparada la comida os llamo a las mesa.
Pero ojo con esta última tarea doméstica que os mando, porque igual al hacerla os encontráis con la temible...cabra monetesina del monte montesinar! Por un lado sería una suerte toparos con semejante bicho porque así tal vez obtendríais auténtico queso de cabra para la receta. Pero como se os dé mal la negociación... la cabra montesina según el cuento os tragará a vosotros, a vuestros amiguitos y al tomate dulce de la receta. Para quienes no conozcáis el cuento porque no tuvierais infancia, os anoto el enlace de una bonita versión:
http://plenaszaragoza.blogspot.com.es/2011/04/la-cabra-montesina.html
Seguro que hay quienes piensan: "Bah, para esta receta de queso de cabra puedo usar cualquier otro tipo de queso, como el provolone". Bueno, allá cada uno, no quisiera yo ser dogmático ni imponer mis gustos a toda costa pero daré mi opinión sobre este punto con tibieza, educación y prudencia: "Maaal, muy mal, no uses otro tipo de queso, hijo de perra ¿por qué no me haces ni puñetero caso? Usa exclusivamente una barra de queso de cabra, cabrón, que de lo contrario arruinas la puñetera receta". Bueno, ¿dudas sobre esto? Si quedan dudas, recomiendo leer mi anterior frase una, dos,... diez veces más hasta comprenderla, simplemente acatarla o perder el sentío. Lo que tampoco pretendo aquí es contar enciclopédicamente las ventajas y la idoneidad del queso de cabra para luego rebozarlo en huevo, pan rallado y freirlo. Digamos que este punto es artículo de fe. Si no tenéis fe en esta receta, casi que es preferible que salgáis de mi cocina. Y entrad por favor a los baños, me los limpiáis bien y cuando esté preparada la comida os llamo a las mesa.
Pero ojo con esta última tarea doméstica que os mando, porque igual al hacerla os encontráis con la temible...cabra monetesina del monte montesinar! Por un lado sería una suerte toparos con semejante bicho porque así tal vez obtendríais auténtico queso de cabra para la receta. Pero como se os dé mal la negociación... la cabra montesina según el cuento os tragará a vosotros, a vuestros amiguitos y al tomate dulce de la receta. Para quienes no conozcáis el cuento porque no tuvierais infancia, os anoto el enlace de una bonita versión:
http://plenaszaragoza.blogspot.com.es/2011/04/la-cabra-montesina.html
Emplatando, a este paso toca prórrogla y penaltlis
Con el fin de recapitular y ordenar un poco los pasos de la receta, que acaso os parece algo extraña o poco sintética hasta ahora, os citaré cómo me la cantó a mí el lucio. He aquí la receta tal y como nos la describe directamente Lucio, que dejándose de cursiladas no habla de medallones sino de rodajas:
"Mi barra de queso: pillas una barra de queso de cabra, haces rodajas de unos 3 cm, rebozas en huevo y pan rallado el queso en rodajas y lo fríes con aceite muy caliente. Por otro lado coges 4 tomates maduros y los rallas como si fuera pan... Fríes ese tomate con una cucharadita de aceite, un poco de sal y dos cucharadas de azúcar. Lo dejas enfriar todo y emplatas... 2 rodajas de queso por persona y una cucharada sopera de tomate por cada una. Buenisimísimooooooo"
Ni que decir tiene que, aunque la elaboración de este plato es fácil, yo personalmente delegué casi todo el proceso en mi becaria, la vaca Covadonga Engonga. Mi única intervención consistió en sugerir a Covadonga que añadiera orégano en el huevo de rebozar las rodajas de queso de cabra. Así pues, mientras la becaria cocinaba, yo veía una serie junto con mi novia en el salón. Y quedamos encantados con el resultado final.



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