Ahora que te veo, mi ángel dormido,
apacible y ladeada tu cabeza,
me cala de repente una certeza:
tus sueños son el sueño que más cuido.
Despierto me mantienes a ti unido
y juntos desarmamos la pereza.
Amanezco cuando tu luz empieza
y descanso con tu rostro adormecido.
La noche que tus sueños vuelen lejos
estaré saludándolos en vela,
callando o no una tanda de consejos.
Desvelos que imagino con cautela
pues es tu paz la que quiere festejos,
hoy que solo es mi sueño el que vuela...
Jesús Megía López-Mingo
Julio 2014
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