Palmeritas de chocolate y avellana

 
  
Receta de las palmeritas de puño y letra de mi amiga


   Me tienes en palmitas, corazón

   Esta receta que nos dedica mi amiga Piedad requiere, más que ninguna otra, poner el corazón al elaborarla. No es difícil adivinar por qué...
 
   Palmas, palmitas, palmeras... Palma originalmente es la parte plana de la mano. Las hojas de las palmeras se llaman palmas porque son anchas como la palma de la mano y tienen puntas que se parecen a los dedos. Y nuestras palmeritas de chocolate y avellana son asimismo palmas o planas como la palma de la mano, pero también nos recuerdan otra forma. Son manitas y a la vez corazones. Por eso conviene prepararlas con el corazón en la mano. Así, las palmeritas nos quedarán riquísimas incluso si a primera vista nos pareciera que nos han quedado como una patata y sobre todo en ese caso, que fue el mío particular cuando me puse a hacerlas. Como la receta en este un punto ha alcanzado unos niveles de complejidad que rozan casi los de la ciencia astronáutica, prefiero ilustrarlo con un esquema de cuatro vértices:
 
 
   Supongo que sólo después de una aclaración así de reveladora podemos continuar nuestra exposición. Aunque no descarto que más adelante el lector haya de regresar una y otra vez al anterior esquema para releerlo, repasarlo y aún estudiarlo hasta la memorización, pues la complejidad de la receta irá aumentando geométricamente en intensión y exponencialmente por las esquinas. Porque el hojaldre crece en el horno. Es pues recomendable poner estas ilustraciones en la puerta de la nevera, bien con imanes si queremos que se caigan cada dos por tres al suelo, bien con esparadrapo si queremos que permanezcan allí pegadas hasta que se extinga toda civilización o incluso hasta que termine la actual crisis de la economía global.
 
 
   La rebelión de la masa 
 
    ¿Eres de seguir el camino fácil o prefieres la aventura?
 
   El camino fácil en el caso que nos ocupa es elaborar la masa de hojaldre de nuestras palmeras con vuestras propias manos (sin soltar el corazón, ojo, ver el esquema cuatrivértice de arriba, que cae en el examen y os estoy avisando desde ya). Abajo os explico brevemente cómo hay que proceder.
 
   El camino de la aventura es ir al Mercadona a comprar masa de hojaldre ya hecha. ¿Por qué es una aventura un camino que parece tan trivial? Pues, en primer lugar, porque tendremos que caminar por las aceras sorteando tres residuos caninos y veinte residuos humanos, cruzar por pasos de peatones insidiosamente borrados en la calzada y, en definitiva, caminar por las calles de la ciudad, con sus fachadas tan auténticas como dejadas, viendo por doquier papa-noeles escalando balcones en pleno verano, banderas de España colgando mugrientas en los balcones desde la última Eurocopa ganada (o tal vez desde la primera en 1964) junto con las palmas del último domingo de ramos (o tal vez del domingo de ramos original). O si la aventura a pie nos agota... probemos a buscar aparcamiento tras una agresiva conducción urbana y veintiocho vueltas a la manzana. O mejor aún: probad el transporte público, que yo lo he hecho durante veinte años y ha marcado mi carácter como una bestia tatuada con fuego. Pero la aventura no acaba ahí: una vez en el Mercadona habremos de vérnoslas tal vez con benévolos y simpáticos ciudadanos africanos que venden La Farola en la puerta sin dejar de hablar por el móvil, luego tendremos que rebuscar entre los refrigerados hasta dar con la masa enrollada de hojaldre y finalmente en la cola de cajas... no nos quedará más remedio que intervenir activamente en una conversación entre dos señoras que debatirán acerca de cuál pretendiente de Corina se la llevará al huerto. Por eso yo os aconsejo que sigáis el camino fácil, que yo os facilito aún más con este enlace:
 
 
 
   Y no olvidéis que al amasar agua, harina y mantequilla en cierto modo estáis amasando vuestra patata. Así que ponedle amor y quitadle el almidón.
 
 
    La eterna rivalidad: leche, cacao, más o menos avellanas y azúcar.
 
    Como veremos en el resumen final, esa masa de hojaldre habrá de untarse con crema de chocolate y avellanas (en este caso el camino fácil es acercarse a la tienda y comprar una crema de cacao industrial). Y una vez untada la masa, espolvorearla con avellanas tostadicas y picadicas o ralladicas. Las avellanas en sí mismas no dan para mucho debate, pero existen varias posturas doctrinales y decenas de estudios pormenorizados que versan sobre la relación entre las dos grandes marcas rivales de crema de cacao con avellana, Nocilla y Nutella, Nutella y nocilla... vaya, ahora me salen cuatro, a ver... no, que son sólo dos: Notilla y Nucela, bueno, dos conocidas como mucho. Existen similitudes, diferencias, matices sutiles, claros rasgos de carácter...en cuanto sabor, olor, color, composición, densidad, textura, envase, idiosincrasia y prestigio de ambos productos. Una comparativa que se moja en la valoración podréis encontrarla en el siguiente enlace:

http://www.elmonstruodelasgalletas.com/2010/04/21/nutella-o-nocilla/
 

 
   Como nos estamos moviendo en el terreno no de lo indiscutible sino de lo preferible, yo también me mojaré, porque las palmeritas no pueden quedar tibias. Bien, pues he usado Nocilla para estas palmeritas precisamente porque esta marca contiene menor proporción de avellanas, dado que ya le estamos añadiendo avellana picada a la masa de hojaldre. Ahora bien, a la pregunta de con cuál de las dos marcas me quedo, quienes me conocen saben que no hago ascos a ninguna y que en un momento dado podría, pertrechado de una cuchara, dar la vuelta al interior de un frasco de Nocilla o de Nutella indistintamente como si fueran reversibles, habiendo trasvasado sus contenidos a mi ser con idéntica alegría en uno y en otro caso. Represento un caso paradigmático de lo que, según creo, se denomina ovnívoro, pues lo mismo nos comemos un platillo que otro, sean volantes o terrestres.

   Dicho lo cual y para que las sombra de estas palmeras no sea demasiado alargada, en el siguiente apartado sintetizaremos la receta en sí.

    La Re Z en Sí mejol, una partitura melódica 
 
Ingredientes:

375 grs de masa de hojaldre preparada
25 grs de azúcar lustre
8 cucharadas de  crema de chocolate con avellanas
50 grs de avellanas tostadas picaditas

Modo de hacerlas:

1. Engrasar ligeramente una bandeja de horno. Con el rodillo extender la masa de hojaldre sobre una superficie enharinada ligeramente, en un rectángulo de unos 37 x 23 cm aproximadamente.

2. Con una paleta, untar la masa con la crema de chocolate y avellanas. Esparcir por encima las avellanas picadas.


3. Enrollar uno de los lados largos de la masa hacia el interior y después el otro, para que se encuentren en el centro. Humedecer la masa en el lugar de la unión para adherirla.



  3.1. Con un cuchillo afilado, cortar el hojaldre en rebanadas delgadas.

  3.2. Colocar las pre-palmeras en la bandeja de hornear y aplanarlas un poco con la paleta.

   3.3. Espolvorear las palmeritas con azúcar lustre.



4. Cocer en el horno precalentado a 200º C durante 10 ó 15 minutos hasta que estén doraditas. Dejar que se enfríen encima de la rejilla metálica.




   Y he aquí nuestros corazones como palmas latiendo como un jilguerillo destemplado y a la espera de que les hinquemos el diente. No os imaginéis comiendo jilgueros sino palmeras. Y si no os parecen lo bastante apetitosas es porque estaréis haciendo ahora la digestión de algo, así que esperaros unas horas y volved a mirar la foto. Como leí una vez en un cromo que me tocó en un bote de Nocilla o de Nutella (no recuerdo bien): "La mejor cocinera es el hambre y el mejor ingrediente, el diente".

Jesús Megía
Julio 2013




 
 
 

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